El Real Madrid no piensa renunciar a entrar en Champions la próxima temporada. El conjunto madridista se impuso por la mínima al Alavés a domicilio, volviendo a la senda de la victoria, después de caer en la última jornada. Esther se consolidó como la máxima goleadora del equipo, con un tanto que dio el triunfo en la segunda mitad al equipo dirigido por Alberto Toril. Las blancas mantienen el pulso con Atlético y Tenerife por la tercera plaza, que da acceso a la máxima competición y de la que están a tres puntos, con un partido menos.
Era un duelo crucial para las blancas. Después de la sorprendente derrota en Huelva, la primera en la era Toril que se produce ante un rival que no es el Barça, estaban obligadas a ganar para no decaer en la lucha por los puestos Champions. Con la Real consolidada en la segunda posición, todo apunta a una disputa a tres bandas por optar a la tercera y última plaza que da acceso a la competición europea en las tres últimas jornadas.
Salía Toril con un equipo muy similar a lo que le ha estado funcionando en las últimas semanas. Lucía y Olga parecen haberse hecho con un hueco en los laterales, después de sus grandes actuaciones en Champions ante el Barça. El técnico daba descanso a Peter en el eje de la zaga, mientras que arriba aparecía Asllani como compañera de Esther y de Athenea.
El duelo fue más igualado de lo esperado. El Alavés ya se sabía salvado matemáticamente antes de comenzar el encuentro, aunque querían celebrarlo con una victoria ante unas blancas necesitadas. Sin embargo, el dominio madridista fue total, contabilizándose hasta una veintena de disparos de las visitantes, y se consolidó en la segunda mitad, aunque con un solitario gol.
Después de un balón al larguero de Esther, tras una falta botada por Zornoza, la delantera consiguió encarrilar el triunfo con un solitario tanto gracias a un disparo cruzado. Tras él, el dominio siguió siendo de las de Toril, que incluso pudieron hacer el segundo en el tramo final, por medio de nuevo de la granadina. También reclamaron una mano en los minutos finales en el área vitoriana, que la árbitra del encuentro no señaló pero que no condicionó el signo del partido.
